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Los retos éticos y sociales relacionados con la IA 

Utilizar Inteligencia Artificial (IA) aporta grandes beneficios tanto a las empresas como a las personas, ahorro de tiempo, información actualizada, entre otros, pero también existen retos éticos y sociales relacionados con la IA, que nos son pocos y que han ganado relevancia a medida que esta tecnología se ha vuelto más influyente en nuestras vidas. Aquí te mencionamos algunos de los principales desafíos:

1. Sesgos y discriminación algorítmica

  • Los sistemas de IA dependen de grandes cantidades de datos para aprender, pero estos datos a menudo contienen sesgos inherentes a la sociedad, lo que puede llevar a decisiones discriminatorias. Por ejemplo, en la contratación de empleados, si el conjunto de datos refleja prácticas históricamente discriminatorias, los algoritmos pueden perpetuar esos mismos prejuicios.
  • Un caso notable fue el uso de IA en sistemas de justicia penal en Estados Unidos, donde ciertos algoritmos de evaluación de riesgo mostraron sesgos raciales, afectando las decisiones judiciales.

2. Transparencia y explicabilidad 

La explicabilidad en términos de la IA se refiere a si es posible interpretar y entender cómo un algoritmo ha obtenido sus predicciones o resultados.

  • Muchos de los algoritmos más avanzados, como los de deep learning, son difíciles de entender incluso para los propios desarrolladores, lo que plantea problemas de transparencia. La falta de explicabilidad de las decisiones de IA, como por ejemplo por qué un sistema deniega un crédito o toma una decisión médica puede generar desconfianza en las instituciones que utilizan esta tecnología.
  • Este desafío ha llevado a la investigación sobre la creación de modelos de “IA explicable” que puedan justificar sus decisiones de manera comprensible.

3. Privacidad y vigilancia

  • La IA se utiliza en sistemas de vigilancia masiva y análisis de grandes volúmenes de datos personales, lo que plantea preocupaciones sobre la invasión de la privacidad. Las herramientas de reconocimiento facial, por ejemplo, han sido criticadas por su uso en la vigilancia de ciudadanos y la falta de consentimiento.
  • Además, la recopilación de datos personales por empresas para entrenar algoritmos de IA, como los asistentes virtuales, plantea preguntas sobre cómo se protegen y utilizan esos datos.

4. Desplazamiento laboral

  • A medida que la IA automatiza tareas que antes requerían intervención humana, se teme que muchos empleos desaparezcan, especialmente en sectores como la manufactura, transporte y servicios. Aunque la IA puede generar nuevos tipos de empleo, el desafío está en la reconversión de la fuerza laboral y la preparación de los trabajadores para nuevos roles en una economía automatizada.

Este proceso puede generar desigualdad social si no se manejan adecuadamente las transiciones.

5. Responsabilidad y control

  • Otro reto ético es definir quién es responsable cuando un sistema de IA falla o toma una decisión equivocada. Por ejemplo, en el caso de un vehículo autónomo que causa un accidente, ¿quién debe asumir la responsabilidad: el fabricante, el programador, el usuario o el propio sistema de IA?

Este tema ha dado lugar a debates sobre la necesidad de regulaciones más claras para establecer cómo se asigna la responsabilidad en estos casos.

6. IA en la toma de decisiones bélicas

  • La posible utilización de IA en armas autónomas plantea un reto ético significativo. Las armas impulsadas por IA que pueden tomar decisiones de manera autónoma sin intervención humana, como los drones militares, generan preocupaciones sobre su capacidad para distinguir entre combatientes y civiles, así como sobre las implicaciones morales de dejar la toma de decisiones de vida o muerte a una máquina.

7. Desigualdad en el acceso a la tecnología

  • El acceso a la tecnología de IA no está distribuido de manera equitativa. Los países desarrollados y las grandes corporaciones tecnológicas tienen una ventaja significativa en la creación y uso de IA, lo que podría profundizar las desigualdades globales. La brecha digital podría ampliarse si los beneficios de la IA no se extienden a las naciones en desarrollo o a comunidades marginadas.

Estos retos destacan la importancia de establecer marcos éticos y regulaciones adecuadas que guíen el desarrollo y uso de la inteligencia artificial para asegurar que su impacto sea positivo y equitativo.

En algunos países se ha comenzado a revisar estos temas para buscar la forma regular el uso bajo leyes y normativas que protejan a la comunidad y castigar a quien haga mal uso de esta tecnología. Conocer estas herramientas a profundidad, no solo para aprovechar sus beneficios, sino para conocer sus desafíos y guiar a las generaciones más jóvenes en un uso responsable es indispensable para los docentes en el presente. 

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