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La brecha digital en los tiempos de la IA

Con el boom de la inteligencia artificial y sus múltiples aplicaciones en diferentes campos, mucho se ha hablado sobre las ventajas y desventajas de esta tecnología, consejos de cómo agilizar las tareas del día a día, recomendaciones de prompts, flujos de trabajo y muchas cosas más. 

Particularmente, en el ámbito educativo, tanto para docentes como para alumnos, la IA representa un gran aliado, pues tiene al alcance de un clic un tutor personalizado o un asistente personal, basta con crear tu cuenta, configurarla y empezar a probar, algo que no toma más de cinco minutos. Se dice fácil y en realidad lo es, siempre y cuando formes parte del 26% de los hogares en México que tiene acceso a dispositivos conectados a internet (INEGI, 2024). De ese 26% con acceso a internet, no todos pueden pagar una cuenta “premium” de inteligencia artificial, por lo que solo pueden acceder a las funciones básicas de esta herramienta, pero ¿qué pasa con el otro 74%, ellos no tienen al “alcance de un clic” ese mundo de posibilidades?

Si en el sector educativo, el acceso equitativo a internet y computadoras no es atendido, existe un gran riesgo de que la IA enfatice más las desigualdades educativas que se viven en el país.

La brecha digital en nuestro país existe, las comunidades educativas rurales y las familias con menores ingresos difícilmente cuentan con los equipos y la conectividad necesaria para aprovechar las ventajas de la inteligencia artificial. Esta desigualdad quedó manifiesta hace no mucho, en la pandemia de 2020, por un lado había escuelas y familias que organizaron tareas y actividades desde un grupo de whatsapp, pero por otro, maestras y maestros que tuvieron que ir de casa en casa a dejar tareas, recoger cuadernos, calificar en casa y luego regresar. Ante esta situación, no hay comandos, ni prompts que sirvan, la inteligencia artificial con sus múltiples beneficios y posibilidades queda obsoleta. 

Si en el aprendizaje tradicional existe una gran disparidad entre el nivel educativo de las comunidades rurales y urbanas, agregar el componente digital enfatiza más los retos a los que el sistema educativo nacional se enfrenta. Hace tiempo se hablaba de lograr la alfabetización total, hoy nos enfrentamos a la alfabetización digital, tanto en adultos como en niños y adolescentes. Reto que puede incrementarse a gran velocidad, paradójicamente entre más avances en tecnología y computación hay, más se amplía la brecha.

Lo preocupante es que esta alfabetización se traduce de manera directa en las opciones de empleabilidad. El potencial de personalizar y facilitar los aprendizajes y con ellos el conocimiento y las habilidades es innegable, pero precisamente aquí radica el riesgo, quienes tienen acceso a ella, incrementan sus oportunidades laborales y profesionales, y quienes no, se alejan más de esas oportunidades. Afortunadamente o desafortunadamente, hoy no basta saber leer y escribir, ni tener una licenciatura o una maestría, sino contar con competencias necesarias para desarrollarse en un entorno educativo y laboral cada vez más enfocado a la programación y la automatización. 

En este sentido, los estudiantes y maestros que más rápido se familiaricen con la adopción e implementación de la IA, desarrollaran habilidades digitales, adaptabilidad y competencias valoradas en el mercado laboral actual. En contraste, aquellos que desafortunadamente no cuenten con estas herramientas, enfrentarán dificultades para acceder a empleos bien remunerados.

Aunque no será sencillo, estamos a tiempo de atender el problema e inclinar la balanza para que la IA se convierta en una aliado y no en factor de exclusión, para ello será necesaria la participación de gobiernos, escuelas, sociedad civil y sector privado. 

Los gobiernos federales y locales necesitan establecer políticas de inclusión digital, se debe invertir en infraestructura, equipamiento y conectividad universal, así como destinar recursos para brindar dispositivos a estudiantes más vulnerables. Por su parte, las escuelas y los maestros tienen que incorporar a su práctica educativa la adopción de estas herramientas, venga o no en plan educativo, abordar las ventajas y los riesgos, así como el uso responsable y ético de esta herramienta. 

La iniciativa privada y la sociedad civil pueden colaborar en la reducción de los costos, tanto de equipamiento como de conectividad ,a planteles educativos y estudiantes que lo requieran, de igual forma pueden brindar cuentas gratuitas a estudiantes. Actualmente empresas como Microsoft o Google otorgan cuentas de correo que están ligadas a licencias de software de ofimática, quizás el siguiente paso sea dar cuentas “premium” de inteligencia artificial a estudiantes y docentes. 

Las herramientas de IA representan una oportunidad sin precedentes para mejorar los procesos educativos y laborales, pero al mismo tiempo pueden convertirse en un gran factor de exclusión para quienes no puedan acceder a ellas, la brecha digital no es nueva, pero la llegada de la inteligencia artificial, enfatiza la importancia de disminuirla.   

El reto es claro, brindar a todos los estudiantes, sin importar su condición social o económica, el acceso a los beneficios de la IA, en medida que esto se logre avanzaremos a una educación justa e incluyente, en donde la tecnología sea un catalizador de igualdad y no inhibidor del aprendizaje.